Hace dos semanas, en un foro de profesionales de los Recursos Humanos, un reconocido directivo del sector, Enrique, espetó un «los jefes no tienen que motivar«; y lo hizo así, sin pestañear.
Silencio… Y volvió a repetir: «Sí, me niego a pensar que los jefes tengan que motivar«. Así que su primera afirmación no fue un error, y si lo era, no dudaba en perseverar. Y todo aquello lo mantuvo minutos después, explicando que la motivación debe surgir del trabajador, esté éste en el puesto en el que esté.
La motivación debe surgir del trabajador, esté éste en el puesto en el que esté
Creo, por supuesto, que los que dirigimos tenemos un papel en cuanto a la motivación, y ése es que no podemos desmotivar, que es harina de otro costal. Y que, además, debemos acompañar, tutelar, ayudar, exigir, estimular con el ejemplo, enseñar… empujar profesionalmente a la gente que tenemos a nuestro cargo, en definitiva.
Un profesor mío, en el IESE, nos decía que a trabajar había que ir llorado y aseado. Y lo que dijo en este foro Enrique es que hay que ir, además, motivado. No sé por qué digo «además», porque, quizás, los dos estén diciendo lo mismo.
Un mínimo de 8 horas al día son demasiadas para que nos las gestionen emocionalmente nuestros jefes
La motivación depende de nosotros mismos y, además, debe ser así. Porque lo contrario sería terrible: que la motivación en nuestro trabajo dependa de nuestros jefes. Un mínimo de 8 horas al día de las aproximadamente 12 en que no estamos durmiendo, comiendo, transportándonos o aseándonos son demasiadas para que nos las gestionen emocionalmente nuestros jefes.
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3 diciembre, 2013 at 20:55
Yo me basaría en qué es la motivación.
Las motivaciones son algo interno, no se crean en la empresa, las tenemos en todo momento y nadie nos puede motivar a nada, ni hacer que aumenten ni hacer que disminuyan.
Estamos motivados (buscamos) más tiempo libre, no complicarnos la vida, porque lo que nos gusta es la jardinería y el trabajo que desarrollamos es una herramienta para obtener el dinero que necesitamos.
Estamos motivados por alcanzar logros en situaciones donde nadie los ha alcanzado, nos gustan las situaciones complicadas, difíciles, los retos y la empresa es el sitio ideal.
Nos puede encantar tener una cuenta corriente muy abultada y tener tarjetas corporativas como signo de estatus.
O necesitamos ganar más dinero porque tenemos que pagar una terapia muy compleja a nuestro hijo en Canada.
Cada uno «esta motivado» por algo especial y diferente.
¿Qué puede hacer el jefe?
Lo único ¿? que puede hacer es modificar el medio en el que se desarrolla nuestro trabajo, la empresa, para que podamos satisfacer nuestras motivaciones. Para que podamos ganar más dinero, para que podamos superar retos, para que podamos hacer un trabajo sencillo que nos permita irnos pronto y poder dedicarnos «a lo nuestro», para que podamos llevar nuestro hijo a Canada.
Por lo tanto nos tendrá que asignar las responsabilidades adecuadas, los proyectos adecuados y remunerarnos suficientemente, porque sino, al no poder satisfacer lo que buscamos, caeremos en la desidia, o nos iremos a otra empresa, o nos «buscaremos la vida».
Pero si obtengo lo que busco rendiré al 100% en mi trabajo, aunque sean «solamente» las 8 horas de rigor, con mi pausa para el café de mañana y tarde y mi tiempo de comida.
Además, mi jefe, debe tener las mismas conductas que quiere que yo tenga… Pero eso es aprendizaje, es otra función muy importante de mi jefe, pero no es motivación…
Y todo junto: motivación, formación, aprendizaje, actitudes, valores, desarrollo… forman parte del liderazgo.
3 diciembre, 2013 at 20:57
Estoy completamente de acuerdo, motivando extrínsecamente (salario, poder, reconocimiento…) solo vamos a conseguir un inicio de conducta, pero lo realmente importante es motivar intrínsecamente (hacer las cosas solo por el placer de hacerlas).
Como ha dicho Emilio, nuestra capacidad como responsables es muy relativa y superficial, ya que no podemos motivar intrínsecamente a las personas, lo que si podemos hacer es no desmotivarles y hacerles las 8 horas que están en sus puestos de trabajo lo más estimulantes posibles para que no vean el trabajo como una tortura.
3 diciembre, 2013 at 20:58
Estoy al 99% de acuerdo. Los responsables deben dejar el terreno libre y actuar como ejemplos o espejos de la actitud y valores de la empresa. La motivación es algo muy personal y variable que depende totalmente de los factores de la persona, no es objetiva, por lo que la capacidad de impacto del jefe es bastante relativa y superficial. Cosas que se puede hacer que ayudan es claridad, transparencia, rigor, desarrollo y construcción de equipo.
3 diciembre, 2013 at 20:59
Creo que un jefe siempre tiene que motivar a sus equipos, como ejemplo de su propia profesionalidad y como actividad permanente para mantener un ambiente proactivo.
Por supuesto que la motivación nada de uno mismo, pero cuando se trabaja en equipo, el sentirse motivado externamente por el entorno, sus participantes y los superiores es siempre un estímulo que beneficia al conjunto y a la empresa.
5 diciembre, 2013 at 6:48
Para muchos empleados el concepto que tiene de su empresa depende del jefe que tenga , un jefe puede hacer que una persona estè realmente satisfecho de trabajar en un una firma concreta o deseando cambiar….
Tanto la capacidad de filtrar como de motivar de un jefe es la clave del éxito en un tanto por ciento elevado. Sin duda si no hay auto motivación apaga y vámonos. Pero es esencial tanto el reconocimiento del trabajo bien hecho y el coaching para mejorar así como una motivación en grados diferentes dependiendo de las características de casa empleado. Al menos así lo experimento yo en mis carnes como delegada.
5 diciembre, 2013 at 9:53
Estoy de acuerdo sobre lo que dices de que la imagen que tenemos de nuestra empresa es la que tenemos de nuestros jefes. Sin duda. A mí me gusta decir que no nos vamos de nuestras empresas sino de nuestros jefes. Un saludo.
4 diciembre, 2013 at 16:05
Estoy de acuerdo con lo que se dice pero no del todo. Creo que un «jefe» no es mas que un compañero con rango superior del que puedes aprender y el cual guía el trabajo de los empleados. Pero este jefe no tiene la responsabilidad de motivar a los empleados? Yo creo que debe guiar a los empleados en todos los campos, esta claro que si no vienen motivados es posible que no estén el puesto de trabajo que quisieran pero el jefe tiene que hacer sentir a sus empleados útiles y hacer ver que sus labores son útiles y para mi eso es parte de la motivación. Esta claro que un jefe no es el guía espiritual de nadie y que tiene muchas responsabilidades pero es indispensable que el jefe sea cercano y sobre todo de una forma u otra incentive la motivación y despierte esta en sus empleados.
La motivación no es solo responsabilidad de un jefe, es del equipo completo y también de la forma de trabajar dentro de las empresas, podemos ver como el Gamifying puede mejorar y motivar a la productividad, vemos como cada vez es mas importante que los directivos y gente de alta responsabilidad gestione las emociones y sea capaz de mantener a su equipo en alto rendimiento.
La motivación no es cosa de uno mismo (eso para los que crean su propio negocio si), en una empresa hay muchos factores y son los que están arriba los que tienen que estar atentos a ellos.
Esta claro que toda motivación parte de la persona pero sigue creciendo y se enciende con impulsos externos si estos no existen, si la motivación no conlleva recompensa…etc esta se olvida y se pierde, esto lo vemos mucho y lo hemos visto mucho en empresas de hoy, trabajadores que trabajan sin mas por obligación y que no han encontrado su sitio o de los que el resto se ha olvidado.
Estoy de acuerdo en que no es solo responsabilidad del jefe pero parte creo que es y bien pensado el jefe debe ser el ejemplo del resto…… (lo cual ya es parte de la motivación, un jefe malo no motiva en cambio un buen jefe atento y luchador si…)
4 diciembre, 2013 at 16:23
Hola Jorge,
estoy de acuerdo en que la motivación debe nacer de uno mismo y no del jefe. De hecho, como apunta Iván, la motivación interna es mucho más poderosa que aquella que nos viene de fuera en base a posibles premios o incentivos. El jefe, aunque yo lo llamaría líder, ha de ocuparse de crear un entorno sano que permita a cada persona conocerse mejor y dar lo mejor de sí facilitando de esta manera la motivación personal pero no debemos esperar de él acciones directamente enfocadas a nuestra motivación. En relación a este tema he encontrado muy interesante un libro de Daniel H. Pink titulado «La sorprendente verdad sobre qué nos motiva».
Un saludo.
4 diciembre, 2013 at 16:32
Hola a todos,
es muy posible que todos estemos básicamente de acuerdo en lo que decimos. Hay dos tipos de motivaciones, la intrínseca y la extrínseca. Soy consciente de que a veces es difícil discernir si estamos ante una o ante otra.
Lo que yo intentaba explicar es que debemos volcarnos, en la medida de lo posible, en la motivación que depende de nosotros, la que nos permite la autorrealización. Cuanto menos intrínseca sea nuestra motivación, más en manos está ésta en manos de terceros con lo que tiene de riesgo.
Yo digo que los jefes «debemos acompañar, tutelar, ayudar, exigir, estimular con el ejemplo, enseñar… empujar profesionalmente a la gente que tenemos a nuestro cargo». Lo digo con convicción y pretendo cumplir en mi día a día con esa convicción.
Un fuerte abrazo a todos.
4 diciembre, 2013 at 18:56
Siguiendo en la linea de los otros comentarios, con los que estoy totalmente de acuerdo, me gustaría recomendar este artículo de David Rock que he leído recientemente.
David rock es un experto en neurología, su relación con el trabajo, y cómo afectan las relaciones laborales a la estructura del cerebro. Pese a que pueda parecer «un ladrillo» es un artículo muy interesante, porque explica cosas como que una situación en la que puedes percibir que hay una injusticia, esta situación modifica tus procesos neuronales y que la inteligencia no determina el que seas un buen líder. Creo que puede ser interesante en este hilo.
Haz clic para acceder a ManagingWBrainInMind.pdf
17 febrero, 2015 at 10:56
Jorge, hoy el leído a José Antonio Marina una reflexión sobre la voluntad y la motivación que creo que puede ser de interés:
«El concepto de “voluntad” desapareció de los libros de psicología en la primera mitad del siglo XX, y, por contagio, también de los de pedagogía y educación. (…) La afirmación: “El comportamiento humano está dirigido por la voluntad” fue sustituida por “El comportamiento humano está dirigido por la motivación”. Empezó entonces una odisea que ha afectado seriamente a nuestros sistemas educativos, a la comprensión de la conducta humana y a nuestra vida social y política.
Supongamos que la motivación dirige la conducta. Bien, entonces ¿qué sucede cuando no estamos motivados? Pues que no podemos actuar. Y, además, que podemos echar la culpa de nuestra inacción a quien no nos motiva. El problema educativo se convirtió en un problema motivacional. (…)
Lo que estamos aceptando como dogma de fe es que si no tengo ganas de hacer una cosa no es que no la quiera hacer, es que no puedo hacerla. Y esto es radicalmente falso, moralmente destructivo, y ha emponzoñado toda nuestra relación educativa. Juzguen por sí mismos. ¿Hacen sólo lo que tienen ganas de hacer? Rotundamente, no. Hacen, por de pronto, cosas para las que no están motivados, pero que consideran que son buenas o conveniente o útiles a largo plazo. En la vida real no aceptamos esa omnipotencia de la motivación que estamos enseñando en la escuela. Supongan que se les estropea un grifo, llaman al fontanero –que les hace una chapuza– y que cuando van a protestarle les dice: “Lo siento, pero ese día no estaba motivado para arreglar grifos”. ¿Qué le dirían? (…)
Me sorprendió mucho la afirmación de Arnold M. Washton, un especialista en el tratamiento de adicciones, pero acabé dándole la razón. Decía: “Hay que tener mucho cuidado cuando recomendamos al drogodependiente que tenga fuerza de voluntad. Lo que impide muchas veces recuperarse a un adicto es confiar exclusivamente en la voluntad. Esta no es suficiente porque surge del mismo modo de pensar que causa la adicción: la creencia en que hay una “solución rápida” para todo. La voluntad no funciona como un interruptor, sino como un complejo hábito”.