Niños competitivos o mejores

¿Niños competitivos? No, niños mejores.

¿Es legítimo intentar que tu hijo tenga una preparación y unos medios que le ayuden a destacar en su entorno y, por tanto, que le permitan afrontar con las mejores garantías el futuro? Parece legítimo. Y exigible.

He elaborado, para ello, una lista de pautas para que nuestros hijos destaquen y sean más competitivos. También hago algunas indicaciones sobre su coste, económico y de tiempo. La efectividad de todas ellas es extraordinaria. A por ello, que el tema es de la máxima importancia:

1. Díselo cuanto antes: «la vida no siempre es justa».

Es muy fácil de explicar cuando, por ejemplo, tienes más de un hijo. Lo entenderán rápido cuando les apagues a todos la tele porque sólo uno de ellos no despegó la nariz de la pantalla como le pediste. Pero también lo será cuando llegue a casa con una mala calificación injusta («nos han suspendido a todos porque fulanito no paraba de hablar«). Aprovecha cualquier oportunidad para explicarles que la vida no siempre es justa, en vez de hacer el ridículo en tu papel de padre protector y responder con ese patético «¡ya hablaré yo con el profesor!» Más patético y contraproducente que esa respuesta ya sólo es ir y hacerlo.

Esto le supondrá la gran lección de la vida: aprender tolerar la frustración, sentimiento al que, por culpa de los padres, muchos niños se enfrentan demasiado mayores, quizás ya desarmados y sin músculo para ello.

Más adelante entenderán además que la vida quizás no nos da lo que merecemos, sino lo que necesitamos.

Coste del aprendizaje: gratuito.

2. Léele ya el cuento de la cigarra y la hormiga.

Atención, porque como lo entienda, ya le has situado, de un plumazo, en el percentil 95 de los niños más competitivos de su generación: «Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería», dijo la hormiga.

Coste del aprendizaje: gratuito; la encontrarás en internet. Y 10 minutos para leerlo y comentarlo cada 3-6 meses entre los 5 y los 8 años.

3. Viaja con él. Mucho. Siempre que puedas.

Le ayudará a entender mejor el mundo en el que vive. Entenderá que su modo de vida es muy poco representativo. Hay otros idiomas, otras razas, otras culturas, otros valores sociales. Entenderá simplemente que hay «otros» y que todos ellos representan mucho más que él.

Y entenderá fácilmente que el mundo está lleno de oportunidades, pero que no todas habrán de pasar por la puerta de su casa.

Coste del aprendizaje: esto sí tiene un coste económico, dependiendo del destino. Lo harás con gusto.

Ah, dije viajar, no hacer turismo.

4. Transmítele el placer de la lectura.

Es la forma más barata y enriquecedora de viajar y de crecer. Y la mejor prevención frente al Alzheimer. En papel o en libro electrónico, pero leer y leer.

Coste del aprendizaje: gratuito. Seguro que tu casa está llena de libros y, si no, tienes fácil acceso a ellos.

5. Deporte, idiomas y música.

Es el trinomio mágico. Para fortalecer el cuerpo, engrasar la mente y ensanchar el alma. Y el deporte no sólo fortalece el cuerpo, potencia los valores del esfuerzo, el trabajo en equipo y fija otras enseñanzas como que la vida no siempre es justa y a veces te mete un gol por la escuadra cuando te atabas las botas. O que uno es como es y que tiene que aceptarse tal cual, y con esas limitaciones decidir si quiere ser portero o delantero, o bien si se divierte más haciendo esgrima que jugando al fútbol.

Los idiomas estimularán su desarrollo cognitivo, responderán a problemas o estímulos con un proceso mental más veloz, analizando y comparando información, distinguiendo con más facilidad el ruido de lo esencial.

La música desarrollará sus habilidades de lenguaje y creatividad. Y les hará más optimistas. Y podrán emocionarse con ella.

Sin ánimo de limitar otras disciplinas artísticas: teatro, pintura, fotografía…

Coste del aprendizaje: te tendrás que rascar el bolsillo, para los idiomas y la música al menos. El balón o la comba lo pueden poner otros amiguitos.

6. Enséñale a subrayar.

Enséñale a subrayar, desde pequeñito. Subrayar es destacar lo importante, darle valor a aquello que lo merece. Si llega a cierta edad y, cuando le preguntas qué tal fue su viaje a Malta, contesta que era muy difícil aparcar en la playa; o por su jefe, y contesta que tiene un grano en la nariz, dale por perdido. Como padre, no habrás tenido precio.

Coste del aprendizaje: gratuito.

7. Hazle un examen diario. Sin tregua.

Mantén la presión; antes de dormir y con el uniforme de examinarse: el pijama. Pregúntale «¿qué es lo mejor que te ha pasado hoy?» Le ayudará a ser consciente de lo que le sucede, a jerarquizarlo y, lo más importante, a descubrir esas pequeñas cosas que día a día tiene la fortuna de disfrutar. Esas personas incapaces de ser felices, que no son capaces de disfrutar las pequeñas cosas de su cotidianidad, no hicieron el examen diario de pequeños.

Coste del aprendizaje: gratuito. El pijama ya lo tenía para dormir.

8. Competencia vs. cooperación.

Avánzale, cuando sea un poquito mayor (de momento, un deporte de equipo es suficiente), una lección muy importante que se pone en práctica en las mejores escuelas de negocio del mundo: la cooperación es muy superior a la competición. No sólo moralmente, también por su eficacia.

Coste del aprendizaje: gratuito.

9. La familia no falla.

Hazle sentir que su familia es donde él se puede mostrar siempre como es y donde sus padres siempre le querrán; si se equivoca una o un millón de veces. Si hace lo que se esperaba de él y si no. Este discurso se transmite por nuestra actitud hacia ellos, que entienden mucho mejor que el lenguaje verbal. No te mortifiques si un día le pegaste un mal grito si todo lo demás les indica «papá y mamá me quieren«.

Atención, este punto es muy exigente para los padres, porque no es una verdad absoluta que la familia no falle. Quizás sea más habitual que sí lo haga. De nosotros depende hacerles ver que la suya nunca les fallará, para que en un futuro sientan la obligación de no fallar a la que ellos formen.

Coste del aprendizaje: gratuito.

10. Hay gente mejor que otra.

¡Pues claro! Ya es hora de contarles que hay gente que vale más que otra: la gente buena. Por eso, que la única superioridad que te vean reconocer sea la de la bondad.

Coste del aprendizaje: gratuito

11. Enséñale a arriesgar.

El miedo a caerse debilitará su mente y sus músculos, el pánico a equivocarse les bloqueará energías necesarias. Que hoy se pongan los zapatos solos, que ya se los cambiarás si el derecho está en el pie izquierdo. De mayores ya sabrán qué zapato va en cada pie, qué actitud es la adecuada para cada momento, qué es lo que nadie ha hecho aún y qué es lo que ellos podrían intentar hacer.

Potencia su creatividad, deja siempre a su alcance todo tipo de herramienta que les permita expresarse: pinturas, cartulinas, recortables, tijeras, plastilinas, arcillas… La creatividad es la semilla de la innovación, lo que les ayudará en el futuro a encontrar soluciones originales a problemas cotidianos.

Coste del aprendizaje: gratuito.

12. Estimula su gusto por hacer algo por primera vez.

Es buena práctica hacer todas las semanas algo que nunca hicieron antes. También que repitan algo que les fascinó.

Coste del aprendizaje: gratuito.

13. Puede (y debe) ser un pequeño caballero.

No requiere ningún esfuerzo, sólo ejemplo. Verán cómo tú cosechas éxitos y fracasos en cantidades industriales y con sólo mirarte, sabrá que sólo se ha aprendido a competir cuando no se abusa si se gana y cuando no te frustras si se pierde. Es la gran lección.

Coste del aprendizaje: gratuito.

14. Perdonar es de valientes. 

Competir es duro, muy duro. Y a veces te hacen trampas, te traicionan. Cuando lo sufran, enséñales a perdonar. Eso les hará más fuertes, más verdaderos, más auténticos. Y les devuelve a una situación superior, porque obtiene más el que perdona que el perdonado. Esto, además, te puede beneficiar si te equivocas como padre y ellos se dan cuenta.

Pero el perdón tiene siempre dos direcciones, la del que lo pide y la del que lo da. No sólo hay que perdonar, hay que aprender a pedir perdón. ¿Por qué? Porque nos hacemos más humanos y humildes. ¿Y qué tiene eso que ver con competir? Todo, la empatía, la humanidad, la humildad son armas que nos ayudan a generar lealtades a nuestro alrededor y, además, hacen nuestro mundo mejor.

Coste del aprendizaje: gratuito.

15. Enséñale a decir que no.

En realidad no se trata de enseñarles a decir que no, sino de no enseñarles a decir que sí a todo como una especie de falsa cortesía. Ellos nacen sabiendo decir que no. Lo puedes comprobar cuando les preguntas por qué no hacen tal cosa y contestan «porque no quiero«. Déjale que se exprese y no le enseñes a plegar sus deseos a los de terceros en un ejercicio de educación mal entendida.

Coste del aprendizaje: gratuito. Además, le ahorrarás de mayor gastos de psicólogo y cursos de asertividad.

16. La naturaleza es su hogar.

Exígele que cuide la naturaleza como ha de cuidar su casa. Que no ponga los pies en la pared, que no se suba al sofá con las botas de jugar al fútbol, que recicle, que no tire basura en el monte y que sienta la obligación de dejar su entorno natural un poquito mejor de como lo encontró.

Enséñale a sentirse pequeño en la grandeza de la naturaleza, en lo alto de una montaña o en la frondosidad de un hayedo, y que, a su vez se sienta un simple usufructuario de ese gran legado. Vivir en armonía con la naturaleza le ayudará a vivir en armonía consigo mismo.

Coste del aprendizaje: gratuito.

17. El placer de la excelencia en las pequeñas cosas.

Esta lección tiene también un altísimo impacto. Le ayudará a disfrutar con lo pequeño y a descubrir el placer del trabajo bien hecho. Es importante explicarle que, a menudo, la diferencia entre algo bien hecho y algo mediocre es simplemente la actitud, que cuesta lo mismo hacer las cosas bien que mal. Y que esa actitud le llevará no sólo a obtener mejores resultados sino a disfrutar intentándolos.

Que él haga su cama. Y que se limpie los zapatos. Enséñale la lección practicando en estas actividades cotidianas. Verás que no habrá quien lleve los zapatos más relucientes, ni habrá cama mejor hecha que la suya. Menudos son dando(nos) lecciones de cómo se deben hacer las cosas.

Coste del aprendizaje: gratuito.

18. Enséñales a dar las gracias.

Y alguien pensará que una cosa es la competitividad y otra la educación. Pero es este un buen ejemplo de que van unidas. Enséñales a decir gracias por todo, por el cielo azul, por la lluvia, por el amigo, por mamá… Un niño que da las gracias es más competitivo porque valora cada cosa que tiene y todas aquellas que conquista.

Coste del aprendizaje: gratuito.

19. El ejemplo no es otra manera de educar. Es la única posible.

Esto es un axioma, y como tal, no necesita mayor explicación. Pero sí recordarlo. Porque si le pides a tu hijo que lea, que viaje, que haga deporte, que arriesgue, que perdone… mientras te hundes en tu sillón, en vez de estar haciendo algo útil, estarás haciendo el ridículo.

Coste del aprendizaje: gratuito.

20. El sufrimiento forma parte de nuestras vidas.

Menuda gana de darles un disgusto, pensarás. Pero, ¿serás capaz de protegerle de eso toda su vida? Seguro que no. No les ocultes una realidad de la que pueden aprender mucho y a la que, además, podrían contribuir aliviándola.

Enséñales a acompañar a quien les pueda necesitar (ya más mayores podrán dedicar una mañana o tarde a la semana), a convivir con la discapacidad y la diferencia; ayúdales a jerarquizar el sufrimiento y a distinguir sus causas. Para poder gestionarlo cuando les llegue y, sobre todo, para que nunca lo inflijan por falta de compromiso, de empatía o de consciencia de gravedad.

Coste del aprendizaje: gratuito.

21. Educar en la belleza y el asombro.

No des nada por supuesto. Experimenta con el asombro como motor del aprendizaje, y recuerda que el asombro es una capacidad natural que hay que cuidar y desarrollar. Respeta los ritmos de tu hijo, sus tiempos, su inocencia, etc. para no destruir su capacidad de asombro.

¿Y la belleza? Es la catalizadora del asombro que oxigena el alma. No olvides que la belleza está en todas partes, no sólo el arte o los museos. La belleza habita en la naturaleza, en el trato humano, en los valores, etc. La belleza es expresión de la verdad y la bondad. Son las tres caras de la misma cosa.

Educa su paladar, su sensibilidad para percibir la belleza.

Coste del aprendizaje: gratuito.

21. Somos, siempre, leales con los demás.

Qué importante es esto para que en el futuro puedan disfrutar del privilegio que es liderar y lo puedan hacer con la responsabilidad que esa posición exige.

Enséñale a ser honrado consigo mismo y con los demás. Cuando son más pequeños es fácil: no se hacen trampas en el juego, cumplo lo que prometo,  soy capaz de guardar un secreto, no critico a espaldas de los demás.

Si ya tienen más de 12 años puedes explicarles qué es la honestidad intelectual, que no se retuercen los argumentos -sabiendo que no son ciertos- para nuestro propio beneficio, que cumplimos con nuestros compromisos principalmente porque nos comprometimos, que la verdad se busca y se defiende.

Ser leal con los demás tiene una cara B, la que les hace ser dignos de confianza.

Coste del aprendizaje: gratuito.

22. El hombre es un ser transcendente.

Ahí queda eso. Tú sabrás explicarle por qué. A tu manera.

Coste del aprendizaje: gratuito.

Y aún falta algo muy importante: los padres podemos decidir ser amigos de nuestros hijos, pero entonces quedarán huérfanos. Es más fácil ser amiguete que padre, pero no se merecen que tú abdiques. Tú educa, y ellos que jueguen (pauta imprescindible en el desarrollo y crecimiento de un niño).

Esta me parece una lista con los puntos vitales. Si crees que faltan más y me ayudas, la haré crecer. Así nuestros hijos serán mejores, para lo que no necesitan ser los «únicos mejores». Ya sabes, cooperación mejor que competición.

Que fácil parece ser padre… hasta que lo eres.

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Comentarios

67 respuestas a “¿Niños competitivos? No, niños mejores.”

  1. Hace algún tiempo un amigo que me conoce bien – y que, por fortuna, es mi marido- me habló de ti. «Tengo que presentarte a Jorge Segado. Tenéis muchas cosas en común.».
    Y aunque aún no ha llegado la presentación en persona, me ha remitido este articulo tuyo que no deja de ser una presentación personal, porque en lo que escribes y reflexionas muestras mucho de ti y de tu concepción de la vida.
    Mi nombre es Patricia. Encantada de conocerte. Encantada de leerte y encantada de seguirte.
    Debo decir que me ha gustado todo… menos el título. Totalmente de acuerdo en introducir a los niños en la filosofía del trabajo y el esfuerzo a través de la fábula de la cigarra y la hormiga; en enseñarles que la vida no siempre es justa y en ocasiones no responde como esperamos y creemos merecer (aunque discrepo en aquello de que no siempre da lo que merecemos sino lo que necesitamos); en viajar con ellos y enseñarles el mundo más allá de su mundo, ya sea a pie, en avión o a bordo del medio de transporte más fascinante: los libros; en alimentar su alma a través de la música ( y añadiría, cómo no, la danza, así las disciplinas del mundo clásico); en destacar lo importante y lo valioso de una persona – señalas la bondad y agradezco la cita que no conocía y apunto, añado la honestidad, nobleza y generosidad; en potenciar el valor de la familia y el reconocimiento de lo simple y cotidiano como generador de satisfacción y felicidad; en las ventajas de la cooperación frente al individualismo en que muchos hemos crecido; en perder el miedo a lo desconocido y lo nuevo y estimularles a arriesgar y descubrir…
    ¿Niños más competitivos?. Dejémoslo en niños mejores: con base, con valores, con conocimiento y aptitudes para poder discernir y elegir, sin orejeras, con amplitud de miras y corazòn.

  2. Hola Patricia. Encantado de saludarte.

    Hablaba, hace no mucho, con un buen amigo de lo difícil que era saber qué opina quien te lee. El decía que hace tan sólo un par de años, todo el mundo comentaba en tu blog cada post, pero que ahora, todo el feedback se desparrama por Facebook, Twitter, etc. y pierdes el control.

    Así que cuando alguien, además de leerte, te escribe y te cuenta lo que no le gusta (que es de lo que se aprende), pues miel sobre hojuelas.

    El título «Niños competitivos. Niños mejores» a mí tampoco me vuelve loco, pero es que no he encontrado nada mejor, y es verdad que lo de «niños competitivos» lo he puesto a modo de gancho sabiendo que no es de lo que iba a hablar (es una crítica a la obsesión de algunos padres por crear niños de competición), que es más de niños felices, niños buenos, niños capaces de crecer personalmente y niños asistidos por sus padres.

    Lo siguiente es, ¿cuándo me cuentas quién es tu marido? Te estoy mandando un e-mail y lo acompañamos de un café.

  3. Jorge:
    Creo que también sería importante «que los niños se vean y se acepten como son, no como les gustaría ser». El mundo va por otro lado y eso genera mucha frustración.
    También considero importante «enseñarles a levantarse» después de un golpe, que por otro lado lo incluiría en «enséñale a arriesgarse», van de la mano.
    A bote pronto es lo que se me ocurre.

  4. Patricia, no he hecho referencia a la mejor frase que se ha escrito en este blog: «un amigo que me conoce bien –y que, por fortuna, es mi marido- me habló de ti.» Qué suerte tiene tu marido. Contigo.

  5. Pablo, creo que eso lo enseña el deporte, lo incluiré específicamente.

  6. Brilliant
    –es que papá se dejó mucho en el cole de idiomas-

  7. Como siempre, muy elocuente y muy interesante tu reflexión sobre algo que me cuestiono todos los días. De hecho, hay cosas que ya hacía y las haré más conscientemente e incluso algunas que haré propias si me lo permites.

    Pero por poner un «pero», y como soy algo ciclotímico respecto de mi fe en la buena gente, quizá alguna dosis de rabia y de mala baba (esa mala baba tan típicamente española, como diría Pérez-Reverte) no vendría mal.

    En cualquier caso, es una magnífica reflexión sobre la que debatir cualquier noche de primavera con un buen Jack Daniels en la mesa (¡que no todo va a ser tuitear!)

  8. Por cierto, a mi tampoco me gusta el título. Por poco no lo leo por eso 😉

  9. Hola Ramón, hoy mismo me ha dicho un amigo que hay que incluir «aprender a decir que no».

    Además de eso, también me han apuntado:

    . cuidar/vivir en armonía con la naturaleza
    . aceptarse como se es (creo que el deporte es buena herramienta)

    y yo creo que también olvidé el placer de las cosas bien hechas.

    En cuanto tenga 10 min. lo actualizo.

    Ah, Patricia y tú sois unos listos. ¡Dadme un título mejor! ¿Quizás «Niños competentes, los niños mejores»?

    1. ¿Qué tal tan sólo «Niños mejores»?

      1. Lo pensaré, es que me gusta el juego de la competencia (de competir y de ser competentes). Lo reposaré 🙂

  10. No seré yo, mi querido amigo, quien le cambie el título a tu artículo. Tú lo has escrito y tú lo titulas, como es lógico, con tu impronta y tu enfoque.
    A mí no me gusta el título, ciertamente, por dos razones básicas:
    1.- No enuncia el contenido del artículo
    2.- A mi no me gusta «el juego de la competencia» que tú defiendes
    El caso es que comienzas a escribir anunciando «una lista de pautas para que nuestros hijos destaquen y sean más competitivos», y lo que el lector encuentra a continuación es un maravilloso programa de formación vital que nada tiene que ver con la competición, con rivalizar con otro niño o con destacar por encima de los demás.
    Yo no educo a mis hijos para que destaquen. Mi objetivo no es que sean «mejores que» o «superiores a». Les educo para que sean, sin referencia a otros. Esa es mi opción, aunque entiendo que haya otras.
    Por otra parte, los niños son niños y viven en esa fantástica etapa de la vida que es la infancia. ¿Por qué aplicarles criterios del mundo adulto empresarial?. Lo digo por aquello de «niños competitivos» o «niños competentes». En efecto, esas pautas les capacitarán y conferirán herramientas y habilidades para desenvolverse en la vida (supongo que por eso has elegido el adjetivo «competentes»). Pero vuelvo a lo mismo: son niños ¡qué caray!; no se enfrentan a un tribunal de oposición, a una entrevista de trabajo, a un ascenso o a un comité de empresa. Definitivamente, a mí, no me convence la asociación.
    Por último, y disquisiciones aparte sobre el título, recordar que el contenido del artículo ME ENCANTA. Gracias por escribirlo, y por compartirlo.

  11. Ups! Lo envié sin firmar.

  12. Patricia, a tu pregunta de «¿Niños competitivos?» Tu respuesta es «No, niños mejores». Pues ya está: «¿Niños competitivos? No, niños mejores».

    Ramón, Patricia es una lectora. Lo demás son tonterías.

    Sigamos rehaciendo el artículo.

    1. Una… ¿lectora?. No te referirás a «pasiva» (lectora vs. escritora) porque no he propuesto un título alternativo ¿no?. Oye, que si realmente quieres una composición en equipo, me pongo a pensar a la voz de ya… Aunque veo que ya lo has resuelto perfectamente… Si es que los signos de puntuación dan para mucho.

      1. Quería decir que así da gusto, que digáis lo que no os gusta y que insistáis. Es que los comentarios tipo «qué bien», «me ha gustado mucho» aportan mucho menos.

  13. Ya voy por 18 puntos con las aportaciones de todos…

  14. Me encanta tu artículo de hecho lo he imprimido para recurrir a él en momentos de «dispersión» que siempre los hay,en cuanto al principio entiendo que es una crítica a todos esos padres q estan más preocupados en que sus niños sean «mejor que o superior a….»q en su propio crecimiento personal,sin obsesionarse porque son niños y tienen que desarrollarse como tales ,pero sí de una manera natural y divertida,hay que educarlos para que sean autosuficientes y que tengan muy integros en ellos el valor de la humildad ,la honestidad…ser autenticos siendo ellos mismos sin necesidad de fingir nada…porque saben decir si cuando es sí y no cuando toca decir no,siempre desde el respeto.
    Y SOBRE TODO….lo de viajar(de la manera que sea)para enseñarles que hay otras formas de vivir la vida y de entenderla,el valor de las personas por encima del «título social que tenga o la ropa que use»y la importancia de conectar con la naturaleza porque nos enseña realmente a posicionarnos en el lugar que nos corresponde.Un fuerte abrazo y un millón de gracias! por todo lo que trasmites en este artículo.

  15. Ana, muchas gracias a ti por tu comentario. Me alegra que te haya gustado y, sobre todo, compartir el espíritu. Un abrazo.

  16. Avatar de Terry Gragera
    Terry Gragera

    Muy interesante tu post, y muy completo. Si me lo permites, añadiría «Enseñarlos a tolerar la frustración». Resulta tan difícil… y me temo que los padres nos empeñamos constantemente en lo contrario: en intentar que no sufran frustraciones para que no lo pasen mal. Pero el mundo real es otro. ¡Enhorabuena por tu post! Por cierto, a mí sí me gusta el título.

    1. Eso lo quería expresar en el punto 2 en el que digo que la vida no es justa, pero he añadido unas líneas para hacerlo más expreso. Muchas gracias, Terry, porque tu opinión me vale muchísimo.

  17. Avatar de

    Hola Jorge, soy silvia la hermana de Francois, y el me ha reenviado tu correo , y decirte que me ha encantado tu articulo.Soy madre de un niño de cinco años y quieres lo mejor para el y muchas veces te das cuenta que lo que estas haciendo pensando en su bien , NO ES LO MEJOR.
    SALUDOS

    1. Hola Silvia, es un placer saludarte. Muchas gracias pero, sobre todo, cuánto me alegro de que te haya gustado el artículo ¡y de que François te lo haya recomendado!

      Es muy difícil mantener ese equilibrio en la educación de nuestros hijos entre lo que les damos y lo que les hurtamos por no enseñarles a conseguirlo. Creo que es mejor quedarmos escasos en lo primero que en lo segundo, para no dejarlos desarmados frente a su futuro.

      Pero sobre la educación de los hijos, cuánto más fácil es hablar de ella que practicarla… Esperemos que nos sepan perdonar por los errores.

      Un fuerte abrazo.

  18. […] on jorgesegado.com Share this:TwitterFacebookLinkedInTumblrCorreo electrónicoImprimirMe gusta:Me gustaBe the first to […]

  19. Avatar de Elsa Chaves
    Elsa Chaves

    Enhorabuena Jorge. Me ha encantado 0

    1. Gracias a ti, Elsa. Dobles, por leerme y por enviar un comentario. Hagamos entre todos niños mejores. Por ellos y por nosotros. En ese orden.

      Un abrazo.

      1. Avatar de Elsa Chaves
        Elsa Chaves

        Lo he enviado sin darme cuenta antes de terminar lo que quería poner. Solo dos cosas: una tontería y una importante.
        Yo soy más del cuento de La liebre y la tortuga.
        Lo más interesante de tu lista (que tendré a mano porque es muy buena) es que para llevarla a cabo hace falta TIEMPO CON NUESTROS HIJOS. Estoy convencida de que uno de los mayores daños que estamos haciendo a los niños hoy día es privarles de la presencia de los padres. Una presencia verdadera, con tranquilidad y con atención. Es lo que a ellos les proporciona más seguridad y felicidad y lo que les permitirá amarse a sí mismos y respetarse. Me he puesto trascendental, eh! Y eso ¿cómo se conjuga con nuestra vida frenética, todo el día corriendo de un lado a otro para sacar adelante nuestros asuntos en este momento tan exigente qué los ha tocado vivir? Pues mal, esa es la realidad.

  20. Elsa, tú te preguntas y te respondes. Y creo que acertadamente. ¿Cómo se conjuga pasar tiempo con nuestros hijos con nuestra vida frenética? Mal, fatal. Se extendió el mito de los tiempos de calidad. Eso es una trampa, o una coartada, en realidad. No hay que buscar un momento especial en el que hacer con ellos algo extraordinario. Porque lo mejor es enemigo de lo bueno. Cualqiuer momento, cualquiera, que estemos con ellos tiene un valor enorme.

    Pero sí, hay que ordenar muy bien nuestras agendas y apretar mucho todo lo demás para dejarnos un hueco.

    Qué fácil parece ser padres… hasta que te pones a ello, ¿verdad?

    Un abrazo.

  21. Hola recien descubri el blog hoy en el 2013 y especialmente este post que me gusto y concido mucho con tu opinion, incluso con tu ultimo comentario sobre el quality time y que lo mejor es enemigo de lo bueno.
    Me gusta que la gente piense distinto a como va el mundo y celebro tu blog y voy a estar atento a el.
    Soy un Argentino viviendo en el sur de California y desde aca te saludo y gracias.

    1. Querido Jose, muchas gracias por tu comentario. Me alegro de que el post haya podido inspirarte. Es un honor poder hacerlo modestamente. Un abrazo desde España.

  22. Hola Jorge,

    coincido en todos los puntos pero me ha gustado especialmente lo de lo de subrayar, yo soy muy de subrayar, literalmente, con fosforitos chillones, novelas, biografías, libros de todo tipo, incluidos los de texto… los profesores de mis hijos al principio se mostraban reacios 😉

    añadiría un punto que creo fundamental, quizá en el grupo de la música: Potencia su creatividad, ayúdales a que la desarrollen como prefieran, deja a su alcance todo tipo de herramienta que les permita expresarse, pinturas, ceras, acuarelas, cartulinas, recortables, tijeras, plastilinas, arcillas …. la creatividad es la semilla de la innovación, lo que les ayudará en el futuro a encontrar soluciones originales a problemas cotidianos.

    un abrazo,

    Javier

    1. Javier, qué honor que te acerques a este post. He incorporado tu comentario en el punto 11. Creo que está más cerca, ¿no?

      Un fuerte abrazo.

  23. ¡Totalmente de acuerdo! Muy interesante, y destaca la claridad a la hora de expresar las ideas; da mucho gusto leerlo.

    Un saludo

    1. Gracias, Mario. Un saludo.

  24. […] – Post relacionado: ¿Niños competitivos? No, niños mejores. […]

  25. Realmente espectacular. Digno de impresión y ponerlo en un sitio donde lo podamos ver muchos días y no olvidarnos de cosas como estas. Pero muchas veces sin quererlo y gracias a esta sociedad consumista y de competición,hace que esto sea mas difícil educar a nuestros hijos y que no caigan en estas cosas que están tan a la orden del día. Lo dicho, grande Jorge

    1. Diego, nosotros hagámoslo lo mejor que podamos; eso ya es mucho. Con nuestro tesón, mucha paciencia y vía nuestros hijos, quizás estemos más cerca de cambiar la sociedad.

      Un abrazo y muchas gracias por tu generosísimo comentario.

      Disfruta del camino con tus hijos.

  26. Qué placer leer este tipo de texto, cuando existen bobadas como este libro: Educados para ganar.

  27. Avatar de Ana Álvarez
    Ana Álvarez

    Deben ser casualidades de la vida, pero recuerdo que lei este post hace algún tiempo y realmente sentí resumía muchas, no sé si todas, después de las distintas correcciones o incorporaciones que has ido añadiendo, los puntos que considero (y consideramos como matrimonio) fundamentales en la educación de nuestros hijos. Quise escribirte y no lo llegué a hacer. Ahora lo he vuelto a leer saboreando cada una de las pautas que describes y he intentado resumir en una sola cómo intento y quiero educar a mis hijos: quiero que se sientan seguros con cualquier camino que decidan tomar en su vida, aunque fracasen, y que sean tolerantes a ese fracaso. Y hablo de tirarse por un tobogán, nadar sin flotador, ir solos al colegio, o querer ser astronautas. Y hacemos niños seguros cuando les enseñamos el cuento de la cigarra y de la hormiga, cuando les hacemos saber que la vida no es justa, cuando viajamos con ellos y sienten toda la diversidad, cuando les animamos a leer, cuando…..y así hasta el punto 20. Como ves, no tengo mucho más que añadir. Muchos besos en especial a Cristina.

    1. Pues sí, al final queremos que se sientan cómodos en sus zapatos, confiados, libres y tolerantes al fracaso. Felices, al final. Parece que no es casi nada, pero si lo conseguimos habremos conseguido personas mejores para un mundo mejor.

      Muchos besos para todos, en especial para ti, que me lees, que no es poco. Me acuerdo de ti cada vez que veo una conexión a mi blog desde Indonesia (hoy 4) 😉

  28. […] Hace ya tiempo leí un artículo excelente de Jorge Segado (@jorgesegado) titulado “¿Niños competitivos? no, niños mejores” que me hizo pensar, reflexionar y reafirmarme en todo lo que yo intento hacer con mis hijos, os lo recomiendo encarecidamente. Es divertido que aporte el “coste” de cada pauta que sugiere para que tus hijos sean mejores. Artículo aquí. […]

  29. […] ¿Niños competitivos? No, niños mejores. Por Jorge Segado. […]

  30. […] ¿Niños competitivos? No, niños mejores. Por Jorge Segado. […]

  31. La verdad es que es difícil leer un articulo tan bueno en este mundo tan grande y agotador de información.
    A mi siempre me ha gustado informarme sobre la puericultura, la crianza, la educación de los niños, etc y etc… un sin fin de información como debes imaginarlo… y es verdad que si hacemos una lista de todo lo que queremos y tenemos que hacer para que nuestros niños sean los mejores… nos morimos en el intento…. pero yo quiero morir en el intento pero intentarlo.
    Me gusta todo el listado. Es cierto que el titulo es un gancho más que el tema del articulo.. pero por eso también lo hemos leído, no?

    Con todo eso… te digo que ser padres es una tarea muy difícil, pero cada día si ponemos un granito de arena podemos ayudar a que nuestros tesoros sean espectaculares.
    Gracias por tu articulo!

    1. Gracias a ti, Flavia. Me alegro de que te haya gustado. Un saludo y a seguir intentando ser una madre cada día mejor.

  32. Jorge me ha encantado igualmente tu artículo y los comentarios que lo complementan; felicidades a todos.
    Dos cosas que echo en falta y que, desde mi punto de vista contribuyen a la salud psíquica: pensar en los demás y restar importancia a los problemas propios.
    Un fuerte abrazo
    Juan

    1. Hola, Juan. Muchas gracias leerme y por tu comentario. Tienes razón en que los dos puntos (1. pensar en los demás y 2. restar importancia a los propios) están implícitos en algunos de los que enumero.

      Quizás el más claro es el punto en el que hablo de que el sufrimiento forma parte de nuestras vidas.

      En él digo, «enséñales a acompañar a quien les pueda necesitar, a convivir con la discapacidad y la diferencia; ayúdales a jerarquizar el sufrimiento y a distinguir sus causas. Para poder gestionarlo cuando les llegue y, sobre todo, para que nunca lo inflijan por falta de compromiso, de empatía o de consciencia de gravedad.»

      De nuevo, muchas gracias por tu comentario.

  33. Creo que es importante que sepan que a «Tus amigos, los eliges tú».
    No te tienes que sentir obligado a ser amigo de nadie, porque alguien te fuerce, o para seguir al líder del cole o la moda del más Guay! …….
    No. La amistad es algo más! Y tú la eliges! !!!

    1. Hola, Laura. Muchas gracias por leerme. Me gusta lo que dices y cómo lo ves como un punto que falta. Estoy de acuerdo en lo que dices, aunque quizás ya está dicho cuando escribo que hay gente que vale más que otra: la gente buena. Esa es la mejor pista para buscar amigos.

      Adicionalmente digo «Enséñale a decir que no, déjale que se exprese y no le enseñes a plegar sus deseos a los de terceros en un ejercicio de educación mal entendida.» Es por ello que creo que es un error plantear esos cumpleaños a los que tienen que invitar a todos los de su clase. Los adultos no lo hacemos y ellos también tienen que aprender a decidir con quien quieren pasar ese día y con quienes no.

      Por cierto, sobre esto último y porque creo que tenemos que enseñarles a acompañar a quien les pueda necesitar y a convivir con la discapacidad y la diferencia, no es mal momento para proponerles invitar al niño nuevo del curso, al diferente o al que tiene mayores problemas de aceptación.

      Un saludo y muchas gracias por tu comentario.

  34. Hoy estuvimos hablando de modelos de educación y ahora leo este post tuyo que no había visto antes. En este tipo de educación para la competitividad sí creo. Abrazo.

    1. Gracias, Joan. Habrá que ponerse seriamente a ello, que nos jugamos el futuro, el suyo y el de una sociedad.

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  37. HOLA.. LA VERDAD QUE ME DEJO MUCHO PARA REFLEXIONAR TU POST JORGE, YA QUE PARTICULARME AYER VIVI UNA SITUACION CON MI HIJA DE 8 AÑOS QUE NUNCA ANTES LA VIVI; TE CUENTO UN POCO ASI SE ENTIENDA. RESULTA QUE ELLA ESTA HACIENDO UN DEPORTE Y FUE SU PRIMERA COMPETENCIA AYER , NO GANO, PERO TIENE UNA PRIMA QUE SI LO HIZO ( LA CUAL TIENEN LA MISMA EDAD) ENTONCES ELLA SE PUSO DEMASIADO TRISTE Y LLORO POR MUCHO TIEMPO, TRATE DE EXPLICARLE QUE NO SE PONGA MAL QUE LO IMPORTANTE FUE QUE PARTICIPO. CON SU PRIMA SIEMPRE ESTAN EN ESO DE LA COMPETENCIA ¿QUIEN HACE LAS COSAS MEJORES? ETC. A LO QUE VOY Y QUERIA PREGUNTAR ¿ COMO SE HACE PARA QUE SAQUE ESO DE SU CABEZA? ¿ COMO HAGO PARA PREPARARLA POR SI LE PASA ESTO DE NUEVO?. SOLO TENGO UNA HIJA Y NO ME GUSTO VERLA TAN TRISTE AYER.
    SALUDO.

    1. Es que quizás lo importante no sea participar, sino haberlo intentado. Te diría dos cosas:

      1. Tu hija lloraba porque se frustró. Y esa sensación es ingrata, es muy dura, porque empieza a comprobar que, fuera del control paterno, las cosas no siempre salen como se desea, no todo está controlado y el resultado es a su gusto. En resumen, se empieza a enfrentar con la vida, tal y como es. Debes pensar que su frustración que hoy te hace sentir mal le ayudará a superar mejor las siguientes. Y que eso forma parte de su proceso de aprendizaje. Imagina que llegara, por ejemplo, a los 30 años sin haberse frustrado nunca. Ese día de su primera frustración (un despido en el trabajo, un desamor, una traición, etc.) la dejaría rota quizás para siempre.

      2. Enséñale a valorar las cosas, no por el resultado final, sino por el esfuerzo puesto para conseguirlo.

      A ninguno nos gusta ver tristes a nuestros hijos pero es inevitable y seguro que eres una madre estupenda. Pero no por eso puedes evitar el sufrimiento. Te remitiría de nuevo al punto 20.

      Un abrazo, Lucrecia.

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  40. Avatar de

    Me ha encantado el artículo. Mil gracias por compartirlo.

    Carmen.

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  42. Avatar de andresbenedigmailcom
    andresbenedigmailcom

    Me ha gustado la reflexión. Lucidez en la mayoría de los puntos.
    La parte «trascendental» sin desarrollar… te pueden tus creencias, pero sin mojarte.

    No cumplo muchos puntos como padre, pero aun no es tarde para enmendarme. Gracias.

    Un abrazo.

    Andrés Benedí

    1. Gracias por leerme, Andrés. Y gracias por tu comentario. Ni nunca es tarde para enmendarse ni nunca uno está enmendado para siempre. 😉

      Te mando un abrazo.

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