Carpe Diem: el pasado que pesa y el futuro que inquieta

El futuro nos tortura, el pasado nos encadena.
He aquí por qué se nos escapa el presente.
Gustave Flaubert


Uno tiene sus prejuicios y no está mal ir tomando conciencia de ellos, aunque esto se haga peinando canas. Fue leyendo un artículo de Alberto Artero (McCoy), cuando me di cuenta de uno de ellos.

Siempre he rechazado de plano la expresión ‘Carpe Diem’ con la que Horacio salpicó sus Odas: ‘Carpe diem quam minimum credula postero’ (aprovecha el día, no confíes en mañana). Siempre prejuzgué en su uso común un trasfondo de superficialidad que me hacía rechazarla, pensaba que era incompatible con la posibilidad de construir un futuro medianamente presentable.

En la lectura del artículo de Alberto, me topé con el siguiente texto de Jacques Philippe, de su obra La libertad interior:

«Una de las condiciones indispensables para conquistar la libertad interior es la capacidad de vivir el instante presente. Mi pasado está en manos de la Misericordia divina, que puede sacar provecho de todo, tanto de lo bueno como de lo malo, y mi porvenir en manos de Su Providencia, que no se olvidará de mí. Esta actitud de fe es sumamente valiosa, pues evita que vivamos como tantas personas que sufren una permanente insatisfacción, sintiéndose “ahogados” entre un pasado que les pesa y un futuro que les inquieta. Por el contrario, vivir el instante presente ensancha el corazón. La escalera hacia la perfección se basa en el hoy: hoy me decido a creer, hoy me decido a poner toda la confianza en Dios, hoy elijo amar a Dios y al prójimo. E independientemente del resultado de mis buenos propósitos, sean un éxito o un fracaso, al día siguiente –que es un nuevo hoy que me regala la paciencia divina- vuelvo a empezar. Y así incansablemente, sin intentar medir mis progresos y sin querer saber dónde me encuentro. Sin desanimarme por los reveses ni vanagloriarme de mis logros; sin contar únicamente con mis propias fuerzas, sino sólo con la fidelidad del Señor».

Y aquí dejo el post, clasificable en la categoría «teología contra mis prejuicios» que aún no tiene este blog.

Y para los que tengan prejuicios hacia la teología, como bien decía Alberto, aquí queda una versión musicalizada de lo anterior, Hoy puede ser un gran día, de Joan Manuel Serrat:

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Comentarios

4 respuestas a “Carpe Diem: el pasado que pesa y el futuro que inquieta”

  1. Avatar de peep jordan

    Me encanta eso de «volver a empezar». En «Amor en defensa propia», primer largometraje de Rafa Russo, decían «poner el contador a cero cada mañana». Una de las pocas citas que recuerdo es una de Ortega en que venía a decir: «Levántate cada mañana con la misma energía y dedicación que esos días en los que uno ha de salir de viaje y todavía le restan un montón de cosas por hacer antes de subirse al tren». Si a eso le sumamos aquello de «disfrutar del camino», menuda combinación.

    Luego está la frase que preside la barra de un bar que frecuento: «Hoy puede ser un gran día… seguro que viene alguno y lo jode».

    Abrazos

  2. Hola Peep, tenía que haber añadido todas esas citas al post, incluída la del bar.

    Yo sigo enganchado a «vivir el instante presente ensancha el corazón».

    Un abrazo.

  3. Avatar de Ramón Puchades
    Ramón Puchades

    No me considero religioso, ni siquera creyente a pesar de mi educación católica y mi moral judeocristiana. Sin embargo podría suscribir las palabras de Philippe que citas, oportunamente adaptadas.

    Creo que la meticulosa construcción del día a día del mejor modo posible es la esencia de un devenir consciente y pleno. Lo que no quita que, de cuando en cuando, como los buenos futbolistas, seamos capaces de pisar el balón y levantar la cabeza para echar un vistazo atrás y adelante, sin añoranza ni ansiedad, tan sólo para tener referencias del camino.

    Buen post, amigo.
    Un abrazo.

  4. Qué verdad, pisar el balón y levantar la cabeza es difícil también…

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