La gerontocracia económica tiene el control del planeta. Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), junto con Estados Unidos, controlan el 48,9% del PIB mundial.
Los primeros mandatarios de esos países (Lula, 79 años; Putin, 72 años; Modi, 74 años; Jinping, 71 años; Cyril Ramaphosa, 72 años) así como el recién reelegido presidente de los EE. UU. (Trump, 78) arrojan una media de edad realmente alta.
Por primera vez en la historia las personas mayores superan en número a los niños menores de 5 años
Podríamos decir que es la capacidad intelectual, y no la física, la que debemos evaluar. «Algunas personas de 70 años o más están perfectamente cualificadas para seguir trabajando y tener puestos de responsabilidad. Decir lo contrario es discriminar por edad (edadismo)», dice Mauro Guillén, profesor en Wharton (Universidad de Pensilvania).
Mauro Guillén: «Nuestros hijos verán a personas de 90 y 100 años trabajando»
Según nos acercamos al final de nuestra vida, solemos ser más adversos al riesgo, y tener gobernantes con esas edades podría disminuir la agenda reformadora, apuntan sociólogos y economistas. «Los líderes mayores no se lanzan a innovar, la estrategia suele estar en el corto plazo», dicen algunos analistas.
La mayor longevidad implicará edades medias más altas entre políticos, consejeros delegados y gestores empresariales o institucionales. «Para este tipo de puestos se valora mucho la experiencia, una carrera muy larga implica una percepción de conocimientos más profunda y más estratégica junto con mayores conexiones, lo que también facilita que puedan seguir en cargos de responsabilidad más tiempo», dice José Montalvo, catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra (UPF).
También veremos edades medias bastante elevadas entre ciudadanos, clientes y usuarios a los que dar respuesta.
¿Trabajaremos más años? ¿Primarán visiones más tácticas o de corto plazo que estratégicas? ¿Están comprometiendo nuestras sociedades, empresas e instituciones la innovación?


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