Muchos directivos y empresarios me contáis vuestras dudas con la IA: del optimismo sin límite hasta la convicción de que se trata de una burbuja que estallará.
Y de eso también hablaba hace unas semanas The Economist en su artículo Will the bubble burst for AI in 2025, or will it start to deliver?
La IA es a día de hoy un producto B2C como demuestra la vertiginosa penetración de ChatGPT.
La IA aún está lejos de estar transversalmente implantada en todos los procesos del mundo empresarial. Unos pensarán que así seguirá siendo y otros que por poco tiempo. Veremos qué implicaciones tiene esto en la monetización de una oferta que sigue buscando demanda masiva.
La mayoría de las empresas aún no están seguras de lo que la tecnología puede o no puede hacer, o de cuál es la mejor manera de utilizarla.
Dice The Economist:
«La mayoría de las empresas aún no están seguras de lo que la tecnología puede o no puede hacer, o de cuál es la mejor manera de utilizarla. Sólo el 5% de las empresas estadounidenses dicen que están utilizando IA en sus productos y servicios. Pocas empresas emergentes de IA están obteniendo ganancias. Y las limitaciones de energía y datos para la creación de modelos de IA son cada vez más dolorosas. La disparidad entre el entusiasmo de los inversores y la realidad empresarial parece insostenible, lo que significa que 2025 se perfila como un año decisivo. La carrera para hacer que la IA sea más eficiente y más útil, antes de que los inversores pierdan su entusiasmo, está en marcha.
Sigue:
«Desarrollar modelos cada vez más grandes y veloces requiere bolsillos cada vez más profundos. Según algunas estimaciones, entrenar la próxima generación de modelos podría costar 1.000 millones de dólares; y cuanto más grandes sean, más aumentará el costo de consultarlos (lo que se conoce como “inferencia”). Mientras tanto, se avecina una escasez de datos de entrenamiento. Según una estimación, el stock de datos textuales de alta calidad en Internet se habrá agotado en 2028.»
Por último nos fijamos en la gran barrera a la hora de transformar, la barrera cultural:
«Los empleados pueden preocuparse de que si admiten que utilizan la IA para hacer las cosas más rápido, los jefes les darán más trabajo o lo tomarán como una señal de que se necesitan menos trabajadores. Esto, a su vez, sugiere que la adopción de la IA es tanto un desafío de gestión como tecnológico. Para aprovechar al máximo la tecnología, los jefes deben crear un entorno que incentive la apertura y la experimentación, en lugar del secretismo y la sospecha.»
2025 será un año de maduración y consolidación. No será un ‘boom’ canónico, pero sí de exploración y ajuste de expectativas empresariales.
Porque, ¿alguien aún duda que la IA nos va a cambiar el mundo y nuestras organizaciones?
¿Alguien aún duda que la IA nos va a cambiar el mundo y nuestras organizaciones?


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