Si antes hablábamos de Información que nutre vs. información que empacha, hoy nos planteamos desde otro ángulo qué capacidad tenemos de interpretar la realidad. O dicho de otro modo, cómo nos influye lo que se nos cuenta y del modo que se nos cuenta en la percepción realista del mundo que habitamos.
¿Sobreestimamos unas realidades y subestimamos otras?
Es Andrew Côté quien nos pone tras la pista de algunos datos inquietantes. El primero de ellos: fíjate en cómo subestiman o sobreestiman los americanos ciertos grupos sociales.
¿Eras consciente?
¿Por qué se genera esta diferencia entre realidad y realidad percibida?
Hablamos en su momento de los incentivos de los medios de comunicación, las redes y los creadores de contenido. Ellos necesitan tu atención y se apalancan en un modelo de negocio que vende miedo, aviva el conflicto, complace a ciertos grupos, silencia a otros y promueve la agenda de los anunciantes.
El modelo impulsa una carrera hacia el abismo fundamentado en el ciclo de la dopamina, con el clickbait como catalizador.
¿Qué efectos tiene esta disociación en nuestra sociedad?
El panorama de la información se ha degradado tanto que la mayoría de nosotros vivimos en realidades privadas (cámaras de eco que alcanzan su máximo exponente en las redes sociales) que sólo ocasionalmente se cruzan.
El resultado es una balcanización de la sociedad civil. Así se rompe una sociedad en Occidente (volvemos a mirar a EE.UU. si bien la tendencia es global):
¿Y esto cómo sigue?
Alimentando el ciclo de la dopamina: más miedo, más histeria, inventando más problemas e indignación todos los días.
Y así se consigue matar a una generación de ecoansiedad, convencerla de no querer tener hijos, oponiéndose al crecimiento económico u odiando los valores fundacionales de la convivencia en su país.
¿Y qué hago yo, como directivo o empresario?
Ser consciente de cómo funciona la trampa ya te aleja de ello. Observa la realidad de forma adecuada, pondera cada señal en su justa medida, apóyate en verdaderos expertos y toma decisiones basadas en un mundo real, no en un mundo artificial.
Y recordar tu compromiso como directivo o empresario competente, consciente, crítico y compasivo para transformar el mundo.
Jorge Segado 
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