Un buen amigo se preguntaba hace ya unos meses en Facebook: “¿Podré decir que estoy revisando un NDA o confesar esto ya supone una violación del mismo?”
Y la pregunta no está nada mal. NDA son las siglas en inglés de non-disclosure agreement, un contrato entre al menos dos entidades para compartir información para ciertos propósitos, pero restringiendo su uso. Un NDA crea una relación confidencial entre los participantes para proteger cualquier secreto de un proyecto u organización. Los NDAs se firman habitualmente cuando dos empresas o individuos acuerdan alguna relación y necesitan entender los procesos usadas en la otra compañía con el propósito de evaluar el interés de dicha relación.
Pero es que a los NDAs a veces da miedo hasta mirarlos. Los que hemos tenido la posibilidad de discutir estos contratos y eventualmente firmarlos, hemos visto que las cláusulas son a veces tan amenazantes como absurdas. Muchas otras veces son nulas de pleno derecho.
Podríamos poner aquí varios ejemplos de estos tipos, pero hay una que llegó a mis manos hace unas semanas que me pareció sencillamente delirante. La cláusula decía: “VERACIDAD DE LA INFORMACIÓN: Las partes hacen constar expresamente que no dan manifestación ni garantía alguna, ya sea expresa o tácita, respecto a que la Información Confidencial facilitada sea veraz, exacta y completa.” ¿Puede ir una cláusula de un non-disclosure agreement más en contra del espíritu mismo de un acuerdo de estas características? Nos mentimos, pero sin engañarnos. Estábamos avisados.
La empresa que proponía el acuerdo cotiza en el Nasdaq y yo, bizco desde entonces, la miro con otros ojos.
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22 febrero, 2010 at 22:59
Qué buen post! Genial 😀
Los NDA son necesarios por un lado y completamente absurdos por el otro puesto que, en realidad, resultan algo muy difícil de controlar y de establecer si han sido violados y por quién.
Las empresas que lo firman, para poder garantizarlos, deberían hacer firmar a su vez otros tantos a sus empleados.. y quizá hasta a sus becarios.
Pero si tenemos en cuenta que, en mi caso, se trata de un medio de comunicación con 2.000 empleados en el mismo edificio, para cumplir a rajatabla los NDA, debería hablar sólo de esos temas en despachos cerrados con gente controlada y bloquear mi monitor son sólo levantarme (o ni eso, porque estoy -estamos todos-) en salas diáfanas con tránsito de gente y con compañeros a mis espaldas…
Pero bueno, yo los tomo más como una declaración de intenciones de buena voluntad que como otro tipo de compromiso más férreo.
Vamos, como los contratos que firmas con tus clientes cuando eres una micro-pyme 😉