Cuando queda más que oficialmente terminado el verano, no el astronómico, que aún se alargará unos días más hasta el 22-23 de septiembre, sino el laboral, hago una pequeña entrada con las reflexiones del verano 2014 que he publicado en Twitter bajo la etiqueta (hashtag) #ReflexionesVeraniegas.
Las hay de todo tipo: medioambientales, cívicas, económicas, laborales y más personales.
1. No nos podemos permitir seguir usando el mar como vertedero.
2. ¿Pero es que nadie sabe cómo se circula en una rotonda?
3. Que no nos pase la vida por delante sin darnos cuenta
4. Discapacidad y tercera edad: el futuro
Especialmente en países con nuestra curva demográfica (España).
5. Cuidadín con la deuda soberana en Europa. Atención inversores
6. Déjate de mandangas
7. La familia
8. ¿Quieres hacerte el favor de disfrutar?
9. Hay gente mejor que otra. Y se les nota.
10. Conecta contigo mismo.
Buena rentrée.
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1 septiembre, 2014 at 16:19
Buenas reflexiones 🙂 Gracias Jorge. Y feliz vuelta al trabajo!!!
1 septiembre, 2014 at 16:23
Gracias, Pilar. Espero que hayas vuelto muy cargada de energía y ‘Fe’ (símbolo químico del hierro). 😉
2 septiembre, 2014 at 7:03
Mete un ciclista en la glorieta y… verás qué divertido.
2 septiembre, 2014 at 11:25
Con ciclista ya es nivel super-pro. Pero si a todo eso le sumas que la gente indique correctamente con los intermitentes, a mí, personalmente, se me caen las lágrimas de la emoción, Santi.
7 septiembre, 2014 at 21:54
A propósito de las reflexiones número 6 y 8, en íntima conexión, diría que es difícil disfrutar de la vuelta al trabajo cuando este no te apasiona; y esa y sólo esa es la causa del síndrome postvacacional que, para ser un lujo, está muy extendido.
¿La familia como unidad de medida de las cosas más valiosas? Desarróllamelo un poco más, anda, que no lo veo.
7 septiembre, 2014 at 22:25
Sin duda, Patricia, la depresión postvacacional no es más que un síntoma de estar en el sitio equivocado. En cualquier caso, sí que es un lujo, poquísimo extendido creo yo, propio sólo de la élite del primer mundo. Lo que pasa es que entre niños mimados del primer mundo, perdemos la perspectiva.
Sobre la reflexión número siete, sí, tienes razón, está más cerca de la metáfora que de la precisión de una aleación de platino e iridio para definir una distancia. Quería decir que lo relevante se mide en momentos en familia: con tu mujer, con tus hijos, con un hermano, con tus padres… La familia, quizás no sea la unidad de medida de nada, sino el espacio donde, si nos damos la oportunidad, puede suceder lo más auténtico, lo más valioso, lo más importante.
No me sigas mirando con lupa los 140 caracteres, que dan para lo que dan… 😉
Un abrazo muy fuerte para ti y para tu mejor amigo. Os deseo una muy feliz vuelta.
11 septiembre, 2014 at 15:44
Yo no te miro con lupa, Jorge, nada más lejos de mi intención y proceder. Es sólo que, a veces, lo que escribes me gusta (o no) sin más y, otras veces, me activa el turno de réplica, ruegos y preguntas. Y, como soy como soy y tengo alma de conversadora, te lo cuento en este espacio en el que nos encontramos de vez en cuando (porque no sé si sabes que Internet no es un medio sino un espacio; hay un tal Jorge que explica esto muy bien… :-). Esta metáfora tuya, mismamente. Pues yo no la veía, ¿verdad? Y ¿qué hice? Pues decírtelo. «Oye, Jorge, que esto de que las cosas importantes se miden con y desde la familia no lo entiendo; porque, siendo (o pudiendo ser) la familia algo maravilloso, ocurren (o pueden ocurrir) cosas magníficas y muy valiosas fuera de ella o sin ella; la amistad, sin ir más lejos». Y tal y como lo voy pensando te lo digo, conversamos un ratito sin café ni nada y nos enriquecemos mutuamente (bueno, hablo por mí).
Se ve por lo que transmites que has pasado un fantástico verano en familia, de lo que me alegro muchísimo. Mira que te gusta a ti un espacio (vid. Familia, Internet).
Un placer intercambiar impresiones contigo, como siempre. Un abrazo.