Me envió mi amiga Marta Robles su última novela, Luisa y los espejos, ganadora del Premio Fernando Lara de novela. Esta no es una crítica literaria (lo que no evita que os la recomiende, porque se trata de un libro extraordinariamente bien escrito) sino una reflexión sobre cómo se ha transformado lo que podríamos llamar la crítica literaria y el proceso de recomendación. Sí, seguimos a vueltas con la denominada transformación digital que todo lo afecta.

Se lo dije a ella: a priori me sentía más cerca de su lectura porque el libro era suyo que por el propio galardón, pues con frecuencia se convierten estos en reclamos que con una buena combinación de herramientas dan mejor resultado en el campo del marketing que en el de la literatura.
Ya seguía a Marta Robles en las redes y, por ella, di con un artículo de Carmen Posadas (Carmen, se te echa de menos en Twitter) en el que una escritora a la que respeto mucho, sin ocultar su amistad con Marta, recomendaba la lectura de su libro.
Me puse a ello. Y hablando de transformación digital, constato que me sigue gustando subrayar, pero que ahora lo hago de distinta forma. Antes subrayaba mis libros con lápiz y ahora con Twitter. Y aquí puede verse:
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Mis poco más de 1000 seguidores en Twitter pudieron leer mis referencias al libro en mi timeline a lo largo de un mes, entre julio y agosto. Algunas recomendaciones del libro se hicieron a partir de ellas. No soy un crítico literario pero me ha gustado mucho todo este proceso. ¿Es esta una buena vía de promoción de libros en la red? Los libros pueden ser literatura o textos especializados, ¿pueden ser los tuiteros especializados en literatura u otras áreas quienes dinamicen la promoción de un libro en las redes? ¿Puede este proceso ser dirigido desde las editoriales? ¿Está el uso del hashtag suficientemente extendido en este campo? ¿Es esta fórmula ‘del subrayado’ una buena fórmula? ¿Caben otras? ¿Debe advertirse de que se trata de publicidad si es un proceso pagado? ¿De qué modo?
Cuidado, con esto, como con todo en la vida, el límite es el sentido común y lo que en muchas ocasiones he dado en llamar el ‘marketing honesto’. Este proceso sólo puede funcionar si el tuitero escribe lo que cree y no lo que una editorial imponga mediante pago.

Y hablando de libros y de transformación digital, no puedo dejar de recomendaros una joyita escrita por Franc Carreras y Jenny Jobring: El lechero en bicicleta. Se lee en un par de horas y pocos libros he leído que se acerquen de forma más didáctica al proceso de la transformación digital.
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NOTA: Por si no se desprende del texto con suficiente claridad, el proceso en ningún caso fue pagado, ni por la editorial ni por ninguna otra entidad o persona.
– Vídeo relacionado: Cómo usa Marta Robles las redes sociales
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Follow @jorgesegado
26 septiembre, 2013 at 14:54
Hola, Jorge:
Creo que tu post es un ejemplo de cómo nos han cambiado la vida las redes sociales. Antes subryábamos o doblábamos una esquina de la hoja para pensar en solitario. Ahora sentimos que tenemos que compartirlo; hacer partícipes a los demás de una reflexión comunitaria; es nuestro primer impulso, lanzar un tuit, comunicar justo en ese momento el texto que nos ha conmovido…
Ahora vivimos en un mundo distinto al que nacimos.
Un abrazo,
Terry
26 septiembre, 2013 at 14:59
Así es, Terry. Transformación, transformación…
Un abrazo.