Hace casi dos años recibí una fantástica felicitación y un pequeño regalo por la visita número 10.000 a este blog. Fue de una marca, la del mejor champagne del mundo. Y así lo conté en Mumm, el mejor champagne del mundo.
Entonces dije: “no escribiré mucho más hasta la vuelta del verano, estaremos haciendo crecer el roble en familia, buena excusa para explicar a los niños que lo pequeño es hermoso y que merece la pena cuidar los detalles. Para que el pequeño roble se haga grande y, si no es así, nos apetezca volver a intentarlo“.
Hoy, cuando ya ha cumplido el blog 50.000 visitas os cuento que el roble se sigue haciendo grande. Tanto que ya deberá ser definitivamente transplantado a un jardín.
Quiero daros las gracias a los que me leéis y quiero decirle a G.H. Mumm, que hoy me siento como un piloto de F1 descorchando una de sus botellas tras un triunfo: un poco protagonista.
Por su roble, mi roble, nuestro roble.

Eso explica también que el blog esté cambiando de diseño, que falta le hacía.
¡Gracias!
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ACTUALIZACIÓN 23/08/13: por segundo verano consecutivo, el roble ha contado en mi ausencia con el generoso cuidado de mi amigo Carlos, que a mi petición de que fuera regado ha respondido con los cuidados que sólo pueden dar los mejores expertos. Gracias, Carlos.
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21 junio, 2013 at 23:42
¡Enhorabuena, Jorge! Cada lectura es importante, pero los números redondos nos siguen emocionando sin que se sepa bien por qué. De mayor quiero tener un blog como el tuyo. 😉
21 junio, 2013 at 23:45
Gracias, Terry, pero me consta que un grupo líder te ha ofrecido tener el tuyo así que ¡lánzate! Y celebremos pronto tus primeras 500.000. Con Mumm, eso sí. 😉
22 junio, 2013 at 18:11
Veo que tienes en casa unas de las más bonitas obras de arte del siglo XX: ‘Seminaristas jugando al fútbol’ (Ramón Masats). Enhorabuena.
22 junio, 2013 at 18:31
¡Y firmada por el propio Ramón! Fue un regalo de amigos por una fecha muy especial. Qué ojo tienes, Jose.
Un fuerte abrazo.
1 julio, 2013 at 19:16
¡Enhorabuena, Jorge! A la vista de lo datos numéricos y gráficos no podemos sino afirmar con rotundidad que tu arbolito está hecho un roble. Ha crecido, sin duda. Ha dejado de ser frágil y tiene la solidez que da el tiempo y un crecimiento sereno a base de cuidados constantes. Nos gusta que nos muestres su foto, cual papá orgulloso. Nosotros también lo estamos porque, como dices, lo consideramos un poco nuestro en la medida en que lo vemos crecer contigo. Él crece, tú creces, nosotros crecemos. Qué bonito conjugar este verbo de esta manera. ¡Gracias!
1 julio, 2013 at 19:18
Muchas gracias, Patricia. Un abrazo fuerte.
26 agosto, 2013 at 16:53
Jorge, te agradezco muchísimo que hagas mención a los insignificantes cuidados que le he dedicado a vuestro apreciado pequeño gran roble en dos ratos, sin más importancia.
Lo mejor es, para mí, como bien dices, explicar a los niños que lo pequeño es hermoso, y que estos detalles son los que refuerzan la amistad y la confianza con las personas.
¡VIVA EL ROBLE!
Siempre estaré encantado que cuentes conmigo para no dejarle de la mano solo.
Fuerte abrazo.
26 agosto, 2013 at 17:01
Para esta primavera ya vamos a tener que dejarle ir… a algún jardín. ¡Se merece una nueva vida en el exterior! 😉
Mil gracias de nuevo, amigo.