Hace ya un año, Pablo Herreros se entregó en cuerpo y alma a una campaña contra la práctica realizada por Telecinco en su programa La noria, de pagar a delincuentes o sus familiares por hablar de sus delitos. Herreros pidió a los anunciantes que retiraran la publicidad de aquel espacio, por haber emitido una entrevista con la madre de El Cuco, implicado en la muerte de Marta del Castillo. Pablo Herreros pidió a los espectadores a no consumir los productos de las marcas que siguieran anunciándose en La noria. Se generó un efecto bola de nieve y los anuncios comenzaron a desaparecer del espacio.
Hoy se ha conocido que el Juzgado de Instrucción número 14 de Madrid llama a declarar a Pablo Herreros para ser oído en calidad de imputado.
Creo en el poder y responsabilidad del individuo. Creo que todos tenemos capacidad de influir en nuestro entorno y la responsabilidad de hacerlo en cualquiera de las manifestaciones que se nos brinden: como ciudadanos, como votantes, como consumidores… como individuos. Creo en el poder del consumidor que, a través de sus actos de compra, consumo o elección, expresa sus preferencias por distintas políticas y por los valores de marca que las empresas proyectan. Y creo en la libertad de expresión.
Por tanto, defiendo, en esto no estoy solo, nuestro ordenamiento jurídico también, la libertad de un individuo de expresar sus preferencias manifestando su opinión, modificando su conducta e invitando a otros a hacer los mismo. Es el fundamento de la sociedad civil.
Los medios tradicionales andan despistados. No comprenden este nuevo entorno que no controlan. Ellos eran emisores y los individuos receptores. Una única dirección. Todo más controlable. Pero esto cambió y no les gusta. Es irrelevante, porque ya nada volverá a ser como antes. Los caminos de la información se han multiplicado. La influencia de los medios tradicionales se diluyó en favor del individuo.
Le dije a Pablo Herreros que no compartía su idea de legislar para prohibir que un medio pueda pagar a un delincuente por hablar de su delito. Entonces le dije que la responsabilidad debe asumirla como propia el medio y el individuo eligiendo o descartando ese medio. Porque el buen gusto y la moralidad no han de legislarse.
Tampoco creo que haya que crear una ley para condenar a aquellos medios que atemoricen judicialmente a quienes ejerzan su libertad de expresión. Es suficiente con dejar de consumirlos.
En el uso de mi libertad de decidir, no hice caso a Pablo y no dejé de consumir las marcas que se anunciaban en La Noria. En el ejercicio de mi libertad de expresión, os hago saber que lo que hice entonces fue desintonizar la cadena.
Por favor, avisadme si creéis que me estoy perdiendo algo.
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ACTUALIZACIÓN 28 nov. 2012:
Ayer, Pablo Herreros anunciaba en su blog que Telecinco retiraba la querella contra él. Hoy, en la sede de Change.org, ha dado rueda de prensa con Mario Tascón y Francisco Polo (Change.org). Un triunfo de la sociedad civil.
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20 noviembre, 2012 at 20:44
Yo no te voy a poder avisar porque hace tiempo que saqué de mi vida al electrodoméstico más tonto de la casa. Esta noticia de hoy da idea exacta de lo despistados que están, en efecto, los antiguos amos de la información.
20 noviembre, 2012 at 20:52
Sí, parece un electrodoméstico cada vez más prescindible… Espero que no nos estemos perdiendo algo importante, qué se yo, un programa literario dirigido por Jordi González o algo así. Quizás no.
22 noviembre, 2012 at 1:36
Hola, Jorge
Me temo que en este asunto mi opinión o mis reflexiones son muy minoritarias, pero tengo la necesidad de expresarlas.
* El movimiento de Pablo surgió cuando se entrevistó a la madre de El Cuco. Es la madre de un delincuente. Lo que irritó a la gente fue que se le pagara. Para mí el problema es más de fondo: trivializar el drama, hacerlo espectáculo; es decir, va más allá de quién sea el entrevistado. Para mí es igual de bochornoso «hacer caja» (o audiencia) gracias a la víctima que al verdugo.
* En todo caso, he escuchado entrevistas en la radio de Iñaki Gabilondo con algún etarra y nadie ha pedido que se retirase la publicidad de La Ser. Igualmente en periódicos y revistas he podido ver entrevistas a villanos. ¿Es malo? Yo, como periodista, sin duda, me pondría delante de Hitler o de Anglés, si pudiera. En parte, se lo debería a mis lectores/oyentes/usuarios.
* En cuanto al dinero que se pagó por la entrevista, aparte del asunto de fondo que he comentado antes, creo que en su vertiente práctica lo que podría molestar a la gente sería que los padres de El Cuco se habían declarado insolventes para no pagar la indemnización que les correspondía como responsables subsidiarios. Bien; hay una solución fácil: el juez, sabedor de que han recibido ese dinero, lo retiene o lo requisa.
Pero hay más, ¿podríamos asegurar que cualquiera de esas entrevistas en radio o prensa no han sido bajo alguna remuneración encubierta? Yo no pondría la mano en el fuego.
* Entiendo que a la gente le moleste ver esa entrevista, pero todos tenemos la libertad suprema de elegir con el mando. Una cosa es hacer un comentario sobre el programa y otra llamar al boicot con cartas amenazantes a las marcas, según denuncia Tele 5.
* Me pregunto qué pasaría si un columnista o un tertuliano de radio o tv llamara en sus escritos o en sus parlamentos al boicot hacia otro programa o medio. Seguramente, el receptor de sus iras actuaría. Es lo que ha hecho Tele 5, y, según parece, con cierta base legal cuando su demanda fue admitida a trámite.
* Igual que creo que Pablo tenía todo el derecho del mundo a expresarse en libertad y con esa misma libertad llamar a la insumisión, considero que Tele 5 tiene el mismo derecho para defenderse. Desde luego, si actuaran así contra mi medio, yo lo haría sin dudarlo. Y lo haría también porque respeto la entidad de las redes sociales.
* No creo que haya sido ningún triunfo el cierre de La Noria. Tele 5 sigue haciendo el mismo tipo de televisión porque es lo que le funciona, lo que le da unos «share» tan altos, y, en consecuencia, una rentabilidad económica, que es de lo que vive. En mi opinión, si los anunciantes retiraron la publicidad del programa no fue por un proceso de reflexión, sino movidos por el miedo a las redes sociales, algo muy nuevo y desconocido aún para la mayoría, y no creo que eso lleve a ningún cambio social, cultural o audiovisual.
* ¿Alguno de esos anunciantes renunciaría ahora a salir en La Voz, que bate, semana a semana, récords de audiencia? Me temo que no, ni por Pablo, ni por nadie. En definitiva, mi reflexión final es que Pablo fue libre y esa misma libertad hay que reconocérsela a Tele 5 para actuar como crea más oportuno. Es un cuerpo a cuerpo en el que cada uno debe ser responsable de sus acciones.
Llevo tiempo pensando en este asunto, siento la extensión del comentario. Un abrazo,
Terry
22 noviembre, 2012 at 12:20
Terry, estoy de acuerdo contigo en casi todo excepto en la conclusión. Bienvenidas sean las opiniones minoritarias. Normalmente en su exposición suele demostrarse que no lo son tanto.
* Totalmente de acuerdo en que lo relevante es trivializar el drama, hacerlo espectáculo.
* Creo como tú que la labor del periodista es poner la información, el análisis y la verdad frente a su usuario. Estoy también de acuerdo contigo, en la doble vara de medir (mencionas a Gabilondo).
* En efecto, el juez deberá decidir el embargo de las cantidades satisfechas si hay una responsabilidad civil subsidiaria. Y eso es responsabilidad de la Administración de Justicia, no del medio. Te preguntas «¿podríamos asegurar que cualquiera de esas entrevistas en radio o prensa no han sido bajo alguna remuneración encubierta? Yo no pondría la mano en el fuego». Yo tampoco.
* Dices que entiendes que a la gente le moleste ver esa entrevista, pero que todos tenemos la libertad suprema de elegir con el mando. Claro que sí. Y añades que «una cosa es hacer un comentario sobre el programa y otra llamar al boicot». Son cosas distintas pero igual de legítimas. El boicot es un arma democrática. Añades «amenazantes», que tiene distintas lecturas, sobre todo si se hace desde la terminología jurídica. No creo que esas cartas constituyan delito de amenazas. A las marcas se les hacía saber que se promovería el no-consumo de las mismas y eso es legítimo. Como digo en el post, el fundamento de la sociedad civil. Es un derecho ciudadano.
* Dices, «me pregunto qué pasaría si un columnista o un tertuliano de radio o tv llamara en sus escritos o en sus parlamentos al boicot hacia otro programa o medio. Seguramente, el receptor de sus iras actuaría». Probablemente sí, pero si lo hiciera como Telecinco, cometería un doble error: el de intentar cercenar, a mi juicio, la libertad de expresión y en el de generar un efecto Streisand.
* Tú dices que defenderías tu medio frente a un ataque. Yo también. Pero no intimidaría a un usuario que me expresa su malestar con una actuación de la compañía.
* Totalmente de acuerdo en que Pablo no ha conseguido el cierre de La noria, sólo cambiarle el nombre. Pero que las marcas se retiraran por la presión de sus consumidores es un triunfo de la sociedad. Y se ve que ha tenido impacto en la cadena porque han llevado a Pablo a los tribunales.
* Preguntas «¿Alguno de esos anunciantes renunciaría ahora a salir en La Voz, que bate, semana a semana, récords de audiencia?». No lo sé. En cualquier caso creo en su libertad de hacer una cosa o la contraria. Yo, como potencial consumidor de sus productos ya he dejado de consumir Telecinco. Que las marcas lo interpreten como consideren oportuno.
Terry, como ves, lo que yo hago es un canto a la libertad, del individuo y de las organizaciones (compañías o lo que sean). Como también decía en mi post el tema tiene aristas y es muy opinable. Yo estoy en contra de muchos de los argumentos de Pablo Herreros.
Pero la libertad de expresión y de actuación conforme a nuestros principios no tiene aristas. O estamos a favor o en contra de la libertad. Por desgracia, la libertad no es gratis (freedom is not free).
22 noviembre, 2012 at 19:32
Creo que te pierdes algo fundamental: que a la cadena le trae completamente sin cuidado que la desintonices. Que la desintonices tú o que la desintonices cien mil, mientras no sean los que tienen el mágico audímetro. Porque tú no eres de los que tiene un audímetro, ¿no? (y si lo tienes, da igual, porque no me lo vas a poder decir 🙂 Por tanto, la única medida efectiva de presión que tenemos como ciudadanos, descartado el acudir a la cadena y pedírselo porque eso no supone presión de ningún tipo, es atacar a los anunciantes de la cadena. Y si un juez afirma que ejercer el derecho de no comprar o de incitar a no hacerlo supone algún tipo de comportamiento delictivo, es que simplemente ha perdido la razón.
3 diciembre, 2012 at 11:46
Hola Enrique, creo que no es verdad que la única opción fuera la de presionar a los anunciantes por esa vía (yo también lo he hecho, firmando la petición). Que en conversaciones de gente del sector y en las redes se hable de desintonizaciones (hace unos días me lo contaba alguien de quien yo menos me lo esperaría) tiene efecto. ¿Cuál? No puedo cuantificarlo, pero sí creo que será mayor que no hacerlo. Es una vía indirecta de presión también al anunciante que pone en cuestión los datos de los audímetros.
Disculpa que haya validado tu comentario tan tarde. WordPress decidió que era spam y no me he dado cuenta hasta hoy. Un saludo.
3 diciembre, 2012 at 12:05
¿Spam? Debe ser algo malo que hice en alguna vida anterior… 😀
3 diciembre, 2012 at 12:06
Enrique, los secretos de WordPress…